La Casa del Palacio es un Alojamiento de Turismo Rural con una ubicación privilegiada ya que se asienta sobre una parte de lo que fue el Palacio de los Marqueses de Aguilafuente, edificio renacentista de carácter aristocrático correspondiente a mediados del siglo XVI.
El renacimiento se introduce en España a finales del siglo XV, coincidiendo con el final del reinado de los Reyes Católicos, expandiéndose posteriormente a lo largo de todo el siglo XVI, durante los reinados de Carlos I y Felipe II. En todos ellos se percibe la influencia clasicista proveniente de Italia, aunque complementada con influencias autóctonas hispánicas, como pueden ser el gótico final o el arte mudéjar.
El Palacio de Aguilafuente, cuyos restos son aun claramente visibles, constituye un ejemplo de este tipo de arquitectura palaciega puesta al servicio del estamento nobiliario una vez superada la Edad Media.
La villa de Aguilafuente , tras un largo periodo de pertenencia al Cabildo de la Catedral de Segovia, pasa a ser propiedad de don Pedro de Zúñiga tras ser adquirida por éste en 1536, pasando así de la jurisdicción eclesiástica a la señorial. En ese momento el rey Carlos I otorga a Don Pedro el título de Marqués, aunque sin denominación específica. Será su hijo, también llamado Pedro, el que obtenga definitivamente el título de Marqués de Aguilafuente, otorgado por Felipe II en 1575. De ese modo es probable que la fecha de edificación del palacio corresponda al intervalo transcurrido entre 1536 y 1575, coincidiendo con la creación del marquesado.
Dos factores pudieron incidir en su ubicación. En primer lugar, la proximidad respecto al Arroyo Malucas, debido a que éste juega un papel fundamental para el abastecimiento y desagüe rápido de agua. El otro factor está relacionado con su ubicación dentro de la trama urbana, ya que se encuentra en uno de los laterales de la plaza (centro de poder) y muy próximo a la Iglesia de Santa María, debido a la costumbre de los nobles de la época de acceder al lugar de culto realizando cortos recorridos y manteniendo un cierto anonimato, al margen de los demás fieles.